Lo más comunista que yo he vivido han sido los congresos de los CJC que marcaron como ningún otro acontecimiento mi trayectoria militante y mi manera de entender la organización comunista.

Lo mas comunista que yo he vivido y hasta donde mi memoria alcanza nunca después he participado de unos procesos tan intensos y vitales como los procesos congresuales de los CJC que yo viví (1º congreso en 1986, segundo congreso en 1990 y tercer congreso en 1993).
A mi modo de ver eran verdaderos procesos porque eran de arriba abajo y viceversa. Y todo iba destinado a favorecer el fortalecimiento de la vida política del colectivo de base, convertido en el protagonista directo de todo el congreso, desde la convocatoria hasta el acto de clausura. El congreso no eran los dos o tres días de sesiones finales, el congreso empezaba meses antes y no solo era discusión de materiales, era tensionar al máximo todas las capacidades para llegar más lejos y mejor de lo que en ese momento concreto éramos en cada colectivo de base.
Los congresos en los CJC han sido las experiencias más comunistas que yo he vivido
De los congresos de los CJC en los que yo participe, quiero poner en valor la metodología de la rendición de cuentas: cada colectivo/ organización intermedia debía rendir cuentas de los resultados de su plan de acción; de esta manera junto con las enmiendas y las resoluciones de cada colectivo, lo fundamental era trasladar esa experiencia de decir ante el resto de camaradas de todo el estado, ¡de tus camaradas¡,: cómo había sido nuestra experiencia de lucha en los frentes de masas, qué dificultades habíamos podido superar y cuáles no habíamos superado a la hora de concretar la línea política de unir a la juventud en la lucha por sus derechos, cuántos actos políticos habíamos realizado, cuántos murales y mesas de propaganda habíamos hecho, cuántos ejemplares de Juventud habíamos distribuido, a cuántos núcleos nuevos habíamos llegado y cuántos colectivos de base nuevos habían sido constituidos a raíz de la preparación del congreso, cuánto dinero habíamos recaudado, cuántos nuevos militantes habíamos incorporado, que acampadas habían resultado ser un éxito, cómo habíamos organizado la actividad conducente a la discusión de los materiales, cuántas organizaciones juveniles habíamos convocado para intercambiar opiniones acerca de nuestras propuestas, cuántos cuadros juveniles habían pasado al partido, etc…
Esa rendición de cuentas a manera de intervención en el plenario del congreso era un aluvión de experiencia política práctica y de realidad de lucha que ocupaba la mayor parte de las sesiones confiriendo a la experiencia de estar allí un valor único e irrepetible al oír hablar a decenas de jóvenes sobre su lucha y sus aprendizajes en lo concreto.
Y aparte de ser más ameno que las enmiendas, confería a la cultura de la organización una línea de praxis donde no bastaba solo con dotarse de un buen documento político sino que había que rendir cuentas de cómo lo hacíamos en la práctica.
Una experiencia única
Los congresos de los CJC han sido para mí lo más intenso, vital y verdadero que he vivido en mi trayectoria política. Y de ellos me reivindico. Una verdadera experiencia comunista que fue un regalo para mi vida, y que siempre llevo conmigo. Como empecé diciendo, lo mas comunista que yo he vivido.
¡Gracias CJC¡ ¡Gracias camaradas¡
Vicente Serrano Vidal