Aportación desde Catalunya a los CJC

LA CONTRIBUCIÓN DE LOS CJC DE CATALUNYA A LA CONSTRUCCIÓN DE LOS CJC DE ESPAÑA: PRIMEROS PASOS (1983-1984)

Nota introductoria

Reconstruir esta etapa inicial presenta una dificultad importante. No hay, por ahora, suficiente documentación que permita hacer una descripción exhaustiva. Los archivos de los CJC de Catalunya no se conservan en su integridad. Durante la preparación de la celebración del 40 aniversario de los CJC de Catalunya, pudimos acceder al archivo Josep Serradell Román y a sus colecciones de las publicaciones Avant y Revolució. Con esa documentación pudimos reconstruir de forma muy general la contribución de los CJC de Catalunya a la reconstrucción de la Juventud Comunista a nivel estatal. El resultado lo publicamos en el Revolució especial del 40 aniversario.

Hay archivos personales que están en proceso de clasificación, como el de Josep Miquel Céspedes, aunque hasta ahora no hemos encontrado documentación de esa época sobre este tema. Otros están pendientes de consultar -como el de Jordi Miralles, depositado en un archivo dependiente de la Universidad de Barcelona. Por lo que a mí respecta, no conservo papeles de aquellos años y debo recurrir a mi memoria, poco confiable y nada recomendable sin apoyo documental cuando se trata de reconstruir procesos que hoy son ya de alcance histórico.

Mi participación en el proceso de reconstrucción de la Juventud Comunista estatal se limita a los años 1983 y 1984, período en el que fui responsable de formación de los CJC de Catalunya y participé en las reuniones que condujeron a la creación de la Comisión de Enlace de la JC en octubre de 1983 y de la Comisión Central en enero de 1984. En enero de 1985, cuando se constituyeron los CJC de España y se eligió la Comisión Estatal, su primera dirección provisional, yo ya no participé porque se agotaron mis prórrogas y debía incorporarme al servicio militar. Al licenciarme, ya con 24 años, me incorporé al Partido y ese debía ser el punto y final de mi militancia en la Juventud Comunista. Como muchos sabéis, eso no fue así. JM Céspedes tuvo la culpa, pero esa es otra historia.

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Las causas

Las causas principales que condujeron a la constitución de los CJC de Catalunya primero y a los CJC de España después, fueron esencialmente las mismas: la necesidad de reconstruir la Juventud Comunista después de la degeneración política, ideológica y organizativa de la JCC y de la UJCE.

Ambas organizaciones asumieron, ya antes de la legalización, el eurocomunismo y después la política entreguista practicada durante la transición política por el PSUC y el PCE. Cuando el descontento de la militancia comunista empezó a manifestarse en los dos partidos, la JCC y la UJCE se situaron junto a los eurocomunistas más recalcitrantes.

Las dos organizaciones juveniles, que habían tenido una presencia hegemónica dentro del movimiento juvenil en la lucha contra la dictadura franquista, se fueron alejando de los intereses y de los problemas más acuciantes de la juventud obrera y popular para concentrarse en las nuevas problemáticas juveniles interclasistas y, cada vez más, en los organismos institucionales de la juventud creados en el transcurso de la transición.  

La pérdida de militancia de la JCC y de la UJCE fue rapidísima y catastrófica. La JCC perdió más del 70% de su militancia en poco más de un año, entre noviembre de 1977, fecha del primer Congreso, y la renovación de carnets de enero de 1979. Una debacle similar se vivió en las federaciones de la UJCE. La frustración derivada del contraste entre las expectativas de profundas transformaciones políticas, económicas y sociales y la realidad de una transición pilotada por los reformistas del franquismo produjo un acusado desencanto que pronto dio paso entre la juventud al pasotismo, a la negación de toda posibilidad de cambio social basada en el compromiso colectivo.

Acontecimientos como la traición a la memoria antifascista y republicana, el vergonzoso abandono del leninismo en el IX Congreso del PCE o los pactos de la Moncloa, que sellaron la derrota del combativo movimiento obrero que había puesto en jaque a la dictadura, habían indignado a miles de comunistas en toda España. Pero la ruptura con las políticas eurocomunistas de la Juventud y del Partido se produjo en Catalunya antes que en el conjunto del Estado.

Las críticas abiertas a la deriva ideológica reformista, a la política practicada en la transición, al abandono de los frentes de masas juveniles, al burocratismo de la dirección y a la debacle organizativa se manifestaron en el segundo Congreso de la JCC, en mayo de 1980, y condujeron a la ruptura orgánica un año después, en julio de 1981. Un proceso similar tuvo lugar entre  el V Congreso del PSUC, en enero de 1981, y la ruptura orgánica del Partido, en diciembre de ese año.

La reconstrucción

La constitución del PCC en abril de 1982 creó las condiciones para la reconstrucción de la Juventud Comunista, que culminó el 5 de diciembre de 1982 con la creación de los CJC de Catalunya. Desde el primer momento, tanto el PCC como los CJC de Catalunya se implicaron en los procesos conducentes a la reconstrucción en España de un Partido Comunista y una Juventud Comunista revolucionarios, basados en el marxismo-leninismo y el internacionalismo proletario.

En enero de 1981 el V Congreso del PSUC, donde las bases militantes obreras se impusieron y rechazaron el eurocomunismo y las políticas claudicantes practicadas durante la transición, estimuló dentro del PCE las críticas a la dirección encabezada por Santiago Carrillo, quien se inmiscuyó en los debates internos del PSUC rechazando los acuerdos del V Congreso y conspirando con el sector derrotado para recuperar la política eurocomunista del PSUC. Se crearon dentro del PCE plataformas comunistas críticas como el Movimiento de Recuperación del PCE (MRPCE) y el Movimiento de Reconstrucción y Unificación Comunista (MRUC). Otros destacamentos comunistas que habían abandonado el PCE años antes en desacuerdo con su deriva reformista, como las Células Comunistas y el Partido Comunista de España Unificado (PCEU), también se implicaron en el proceso de reconstrucción del Partido Comunista.

El PCC jugó un papel determinante en la articulación del proceso de unidad que condujo en enero de 1984 al Congreso de Unidad de los Comunistas del que surgió el PC (PCPE a partir de 1986) y a nuevas adhesiones después de esa fecha. La autoridad del PCC era reconocida por todos los destacamentos implicados en el proceso de unidad por su fuerte presencia en los movimientos sociales catalanes, especialmente en el movimiento obrero y sindical, por su fortaleza orgánica -en aquella época alcanzó los 8.000 militantes- y por la experiencia de sus cuadros que habían logrado derrotar al aparato eurocomunista en el V Congreso del PSUC.

Los CJC de Catalunya

Los CJC de Catalunya jugaron el mismo papel entre los destacamentos juveniles de las organizaciones implicadas en el proceso de unidad partidario. Su compromiso ya se reflejó en el documento político de la primera reunión amplia de la dirección provisional de los CJC de Catalunya, celebrada el 9 de enero de 1983, cuatro semanas después de la asamblea fundacional. El 6 de febrero, una delegación de jóvenes del Movimiento de Recuperación del PCE integrada por Ricardo Huerta, Loli Oliva y Carmen D. fue invitada a participar en la Asamblea de Frentes de Masas de los CJC.

A partir de ese momento se intensificaron las reuniones encaminadas a lograr la coordinación de los diferentes destacamentos juveniles comunistas. En marzo una delegación de los jóvenes del MRPCE fue invitada a la VIII Conferencia Nacional de los CJC (en Catalunya se optó por numerar las Conferencias y Congresos como continuación de los de la JCC al considerarnos sus herederos). Ricardo Huerta formó parte de la Mesa de la Conferencia e intervino en el plenario.

En los meses siguientes, los CJC de Catalunya promovieron la celebración en Madrid de varias reuniones bilaterales entre representantes de los CJC de Catalunya y jóvenes del Movimiento de Recuperación del PCE, de la JCEU y del Movimiento de Reconstrucción y Unificación Comunista. Por los CJC acudieron a esas reuniones Josep Miquel Céspedes (secretario general), Jordi Miralles (responsable de organización), J. C. (responsable de finanzas) y Alberto Herbera (responsable de formación). Por el MRPCE Ricardo Huerta, Loli Oliva y Carmen D. Por la JCEU Ildefonso M. F., Felipe R. y Andrés Díez. Las reuniones tenían lugar en los locales de los destacamentos partidarios, en las calles Infantas y Fuencarral.

En esas reuniones se pusieron en común las experiencias de cada destacamento y su realidad organizativa. Los CJC de Catalunya eran la organización más numerosa y estructurada, con presencia en las cuatro provincias catalanas. A lo largo de 1983 crecieron de forma continuada, hasta alcanzar los 700 militantes a comienzos de 1984, organizados en 35 colectivos, 29 comités locales y 3 comités comarcales.

La aportación política de los CJC

La aportación política de los CJC al proceso de reconstrucción de la JC estatal ponía el énfasis en dos aspectos centrales, que eran el resultado de su propia experiencia:

1- La importancia de dotar a la organización de políticas hacia el movimiento juvenil, de marcarse como objetivo la reconstrucción de un amplio movimiento juvenil, de fundirse con los jóvenes y sus preocupaciones, de trabajar con estilos juveniles, de unir a la juventud en la lucha por sus derechos, como única forma de incorporar a los jóvenes a la lucha por el socialismo y el comunismo. La Juventud Comunista no debía ser un partido en pequeño.

2- La importancia de la organización y la formación. La experiencia eurocomunista había anulado la vida política de los colectivos y la formación político-ideológica simplemente desapareció. Era imprescindible recuperar la militancia en los colectivos, la elaboración colectiva de planes de trabajo, la disciplina consciente, en fin, el tipo de organización leninista adaptada a la idiosincrasia de la juventud. Y pasaba a primer plano la formación en las ideas del marxismo-leninismo y también la preparación para debatir políticamente, para intervenir en el movimiento juvenil, bajo la premisa de que no hay teoría revolucionaria sin práctica revolucionaria. La Juventud Comunista como escuela de comunismo y de comunistas.

La política de Unidad de la Juventud en la lucha por sus derechos

Durante el año 1983 tomó cuerpo en los CJC de Catalunya la política de unidad de la juventud en la lucha por sus derechos, que requería como primera condición la reconstrucción del maltrecho movimiento juvenil de principios de los 80. Esa política se concretó en muy poco tiempo en movimientos de masas como la Coordinadora de Asambleas de Jóvenes contra el Paro o la Coordinadora de Estudiantes de Enseñanza Media, obra de los propios jóvenes, creadas de abajo a arriba, que incorporaron a decenas de miles de jóvenes a la movilización por sus derechos.

Hay que recordar una vez más que la política de unidad de la juventud en la lucha por sus derechos fue enteramente formulada por nuestro Secretario General, Josep Miquel Céspedes, de quien el próximo 19 de enero se cumplirán 20 años de su lamentada muerte.

Pero JM Céspedes no fue sólo el que elaboró la política angular de los CJC, la propuesta política de los jóvenes comunistas a la juventud catalana. Fue también, desde el primer momento, el principal impulsor del proceso de reconstrucción de la Juventud Comunista estatal y la persona que trasladó a los destacamentos juveniles la experiencia catalana, la política de unidad de la juventud en la lucha por sus derechos, que más adelante fue adoptada por los CJC de España. JM Céspedes ya era reconocido entonces por todos como el principal dirigente del proceso de reconstrucción estatal de la Juventud Comunista.

Durante la primavera y el verano de 1983 se intensificaron los encuentros bilaterales y multilaterales entre los destacamentos juveniles, y el 30 de octubre de ese año se constituyó en Madrid la Comisión de Enlace de la Juventud Comunista (CEJC), integrada por los CJC de Catalunya, la JCEU, los jóvenes del MRPCE y los del MRUC. El objetivo político fundamental de la CEJC era crear las condiciones para la confluencia de los diferentes destacamentos en una única organización juvenil comunista de ámbito estatal.

La confluencia

En los meses siguientes se disolvieron los diferentes destacamentos, excepto los CJC de Catalunya. Todos los grupos juveniles estuvieron de acuerdo en que los CJC de Catalunya se mantendrían como organización independiente que se relacionaría con la Juventud Comunista estatal mediante un protocolo similar al que había presidido las relaciones políticas entre la JCC y la UJCE, basado a su vez en el tipo de relación tradicional entre el PSUC y el PCE, que sería el que adoptaran también el PCC y el PCPE.

El proceso de confluencia juvenil se daba simultáneamente al proceso partidario de unidad comunista. Poco después de constituirse la CEJC, se convocó el Congreso de Unidad de los Comunistas para los días 13, 14 y 15 de enero de 1984. Muchos jóvenes comunistas participaron como delegados o invitados. JM Céspedes resultó elegido miembro del Comité Central. La constitución del Partido era una condición indispensable para seguir avanzando en la unidad juvenil. Desde el primer momento, los destacamentos comunistas juveniles tuvieron claro que la organización resultante del proceso de confluencia sería la organización juvenil del Partido Comunista surgido del proceso de unidad.

Y, en efecto, tras la celebración del Congreso de Unidad de los Comunistas, el proceso de unidad orgánica de los grupos juveniles recibió un nuevo impulso. La Comisión de Enlace dio paso, el mismo mes de enero, a la Comisión Central de la Juventud Comunista (CCJC), donde sus miembros ya no representaban a tal o cual destacamento sino a la Juventud Comunista en construcción. En febrero de 1984, una delegación de la CCJC fue invitada a participar en la IX Conferencia Nacional de los CJC de Catalunya. La CCJC formó parte de la Mesa de la Conferencia y Felipe R. e Ildefonso M. F. intervinieron ante el plenario en nombre de la Comisión Central de la Juventud Comunista. En esta Conferencia, los CJC de Catalunya aprobaron por vez primera los Principios Orgánicos, cuyo capítulo VII se dedicó a las relaciones entre los CJC y los jóvenes comunistas del Estado. Sobre esa base, el IV Congreso de los CJC de Catalunya en noviembre de 1985 y el I Congreso de los CJC de España en diciembre de 1986 sellarían los términos de la relación fraterna entre las dos organizaciones.

La comisión central

Durante el año 1984, con el apoyo de las organizaciones del Partido en multitud de provincias y localidades, se tomó contacto con muchos jóvenes comunistas y se constituyeron núcleos organizados que empezaron a participar en luchas como las movilizaciones por la paz y contra la OTAN. La Comisión Central comenzó la tarea de coordinar a los núcleos que se iban constituyendo, promover cursos básicos de formación y favorecer el contacto entre los jóvenes comunistas mediante encuentros y excursiones. Varias actividades de los CJC de Catalunya durante 1984 contaron con la participación de jóvenes comunistas del Estado. Venían a conocer nuestro trabajo, pero también a enseñarnos. Por ejemplo, el camarada de Euskadi Ildefonso M. F., miembro de la Comisión Central de la JC, participó como ponente y convivió con nosotros en la Escuela de Formación de los CJC de Catalunya que tuvo lugar ese verano en la localidad barcelonesa de Vallirana. Con su sólida formación ideológica, sus conocimientos científicos y su gran capacidad pedagógica, transmitió su entusiasmo al centenar de militantes que pasaron por la Escuela.

Sin embargo, el trabajo de la Comisión Central de la Juventud Comunista tenía importantes limitaciones. No disponía de camaradas a nivel central con dedicación suficiente para esa tarea, que requería un trabajo enorme, ni los recursos económicos que cada vez eran más necesarios.  La CCJC no era todavía una organización y ese paso se hacía ya necesario.

La comisión estatal

Y, efectivamente, en enero de 1985 el Comité Central del Partido Comunista acordó convocar una reunión con jóvenes comunistas procedentes de muchas provincias españolas. Esa reunión tuvo lugar el 13 de enero, y en ella, hace ahora 39 años, se constituyeron los CJC en el estado español. Fue elegida una dirección provisional, denominada Comisión Estatal de los CJC, y a su frente, como responsable político, fue elegido Josep Miquel Céspedes. La Comisión Estatal, en tanto que dirección provisional, se marcó un objetivo central: crear las condiciones políticas y organizativas suficientes para celebrar el  primer Congreso de los CJC, que tendría lugar en Madrid entre los días 6 y 8 de diciembre de 1986.

Las tareas que tenían los CJC por delante eran de una envergadura enorme, y requerían que algún camarada experimentado se dedicara a ellas desde Madrid con dedicación completa. El Partido había acordado poner los medios necesarios. Pero el camarada más idóneo, el propio JM Céspedes, era todavía el Secretario General de los CJC de Catalunya y hasta el IV Congreso, previsto para noviembre de 1985, no se produciría el relevo en la secretaría general. De modo que los CJC de Catalunya acordaron proponer que se trasladara a Madrid con dedicación completa el camarada J. M. M. Su trabajo en esta etapa, al frente de un enorme trabajo organizativo, fue esencial para construir el armazón sobre el que se desarrollaron los CJC. Fue el primer cuadro político que aportaron los CJC de Catalunya a los CJC de España. Varios meses después fue el propio JM Céspedes quien se instaló en Madrid. Los CJC de Catalunya contribuían al desarrollo de los CJC de España con su mejor cuadro político, con un gigante, con uno de los imprescindibles de Bertolt Brecht.

Ahora, el 13 de enero de 1985, empezaba de verdad la tarea gigantesca de poner en pie una organización juvenil comunista en todo el territorio español, capaz de incidir en las luchas del movimiento juvenil, de aumentar la influencia de la juventud comunista entre los jóvenes, de incorporar a la juventud a la lucha por el socialismo y el comunismo.

Alberto Herbera. 13 de enero de 2024

Miembro del Secretariado del CC de los CJC

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