La caida del muro de Berlín para la JC

Los 80 y el nacimiento de los CJC

Los años 80 comenzaron para la juventud de los pueblos de España con enormes dificultades, pues la llamada Transición política nos dejaba un escenario de derrota y disgregación del movimiento juvenil, con una contrarrevolución neoliberal  que se iba cebar especialmente en la juventud, sin que tuvieran instrumentos adecuados para contrarrestarla. La victoria electoral de PSOE y sus intentos de construir un movimiento juvenil adocenado, a través fundamentalmente de los llamados Consejos de la Juventud y del Instituto de la Juventud (INJUVE), no permitieron cambios a mejor en nuestro transito a la vida adulta. Precariedad laboral, enseñanza de calidad solo para las elites, riesgo de una conflagración nuclear mundial, un servicio militar en un ejercito aun franquista, ausencia de ocio liberador en los barrios, drogas y muertes por sobredosis ,entre otros, eran problemas que nos afectaban en nuestra vida cotidiana, y que nos hicieron tomar conciencia política a muchas personas en aquellos años.

            La historia de los CJC, que nacemos en 1985, va ligada a un intento de reconstruir un movimiento juvenil unitario y combativo frente a dichas realidades que no nos gustaban, y a la confrontación con las políticas neoliberales, que en múltiples aspectos de la vida diaria, comenzaron aplicar los gobiernos de Felipe González. Frente a ese Capitalismo que no nos ofrecía una vida plena de derechos, un tercio de la humanidad construya otro modelo de sociedad, aquello que vino en llamarse el Socialismo Real, y que de una u otra forma era un referente de que otro mundo era posible. Y en ese campo la herencia de la revolución de Octubre y el papel internacional de la Unión Soviética seguía siendo un ejemplo en el que mirarse y un aliado de muchas de nuestras luchas.

Anti y Pro Sovietismo

            El antisovietismo había sido seña de identidad del papel del PCE y la UJCE durante la Transición en un vano intento de querer legitimarse ante los poderes fácticos que de verdad pilotaron dicho proceso político. Cuando nace el PCPE, y posteriormente los CJC, como intento de reconstruir lo que el llamado Eurocomunismo, y las políticas de consenso social, habían destruido, no era de extrañar que nuestra vinculación con la Unión Soviética y los países del campo socialista pasaran a ser también una de nuestras señas de identidad. Seña de identidad que no compartía casi ninguna de las otras organizaciones juveniles que en los años 80 intentaron reconstruirse, y que hacía que tuviéramos fuertes debates con ellas en muchos campos, muy en particular en el de la lucha anti OTAN, contra el militarismo y por la paz. Pero no solo controversias en como entendíamos el papel de dichos países en la lucha de clases a nivel internacional, sino también  en como organizar una sociedad diferente para nuestro país. Muchas veces esas controversias se sublimaban, y a veces, no pocas, los árboles no nos dejaban ver el bosque, pues siempre era mucho mas fácil entendernos cuando descendíamos al suelo de la realidad injusta que nos rodeaba. Cierto es que esa batalla ideológica y política era muy desigual, porque en frente teníamos todo un aparato mediático y cultural que seguía vendiendo la experiencia socialista como un mundo oscuro y terrible, que intentaba hacernos creer que cualquier intento de lucha por el Comunismo era baldío. Si bien es cierto que lo que había al otro lado del mal llamado “telón de acero” no era el paraíso que a veces pudimos llegar a pensar que era, no era tampoco el infierno que, día a día, nos contaban los periódicos, las películas y los telediarios del momento. Esos años tuvimos que pelear con el sambenito de “prosoviéticos”, que no era el mejor piropo que te podían lanzar, pero si bien nosotros y nosotras lo que intentábamos ser era comunistas, y punto, no era tampoco falso que realmente éramos “prosoviéticos”, aunque quizás desde otro punto de vista aquel con el que nos calificaban nuestros enemigos, adversarios y también compañeros políticos.

            En un mundo como aquel no era fácil defender, y a veces lo hacíamos con nulo convencimiento, por lo menos en mi caso, experiencias de estado de partido único, o ciertas limitaciones a los derechos individuales, como en particular en el mundo del ejercicio de la tendencia sexual que cada uno pudiera tener. Era, sin embargo, mucho mas fácil defender esas experiencias en todo lo que tenia que ver con el pleno empleo, con una educación libre de prejuicios religiosos, con una santidad universal, con una sociedad igual para hombres y mujeres, donde por ejemplo el derecho al aborto o el acceso a los anticonceptivos estaba garantizado. Y lo era, porque pese a todo, aquellas sociedades lograron alcanzar grados de libertad y desarrollo humano, para su ciudadanía, y para la del resto del mundo, inimaginables antes de sus costosas luchas.

            Pese a todo, y contra viento y marea, fuimos construyendo una organización juvenil comunista con perfiles propios, que a la vez se sentía parte del movimiento comunista internacional y del movimiento juvenil progresista mundial, a través de la Federación Mundial de la Juventud Democrática (FMJD). Pero cuando creíamos que estábamos haciendo lo mas difícil, que era luchar como comunistas en nuestro país, y que el Socialismo Real solo podría avanzar, se nos cayeron varias veces los cascotes del “Muro de Berlín” encima , y ello condicionó absolutamente, incluso mas de lo que debiera haber sido, todo lo que nos ocurrió en los años 90.

Las derrotas del socialismo en la Europa del Este.

            Las derrotas de los procesos socialistas de la Europa del Este, que se fue produciendo en forma de caída de domino de un país tras otro, fue un schock traumático para todos los sectores populares y para todas las organizaciones políticas y juveniles del espectro de la izquierda. Lo que días antes parecía imposible, se produjo en muy pocos años, y ello dejo huérfanos, quizás no de un vanguardia, pero si de una retaguardia, a la clase trabajadora y demás clases subalternas del planeta. A día de hoy todavía seguimos padeciendo las consecuencias de aquellos procesos, y sobre todo no hemos logrado poder contraponer un referente de mundo alternativo posible que volviera a tener la capacidad de enganche de millones de jóvenes de todo el mundo como tuvo lo que ocurrió tras la revolución de Octubre de 1917.

            Desde el PCPE y desde los CJC intentamos hacer una reflexión en profundidad de lo que había pasado, y también de lo que podría suceder en el futuro, acertando quizás en lo segundo, pero no logrando hacerlo en lo primero. Quizás, y ello es una apreciación muy personal, lo que nosotros y nosotras llamábamos “Perestroika revolucionaria” llego demasiado tarde, de forma no muy profunda, y lastrada por unas elites políticas mas interesadas a pasar a ser propietarios de los medios de producción en una sociedad capitalista, que a reformar el Comunismo para volver a hacerlo joven. Si ello se hubiera producido en los años 70, cuando después de Vietnam tuvimos al imperialismo contra las cuerdas, hubiera sido otra cosa. Incluso, quizás, si el proceso iniciado por Yuri Andropov no se hubiera truncado por su muerte, las cosas hubieran podido ser bastante diferentes. Pero lo anterior, creo, que forma parte de la especulación política. Por el contrario, quizás fuimos quizás muy utópicos pensando que las direcciones de los partidos hermanos estaban como nosotros y nosotras por reconducir los procesos a un Socialismo con posibilidades de futuro, y ello nos hizo perder la perspectiva de lo que realmente nos tocaba hacer, que era priorizar el trabajo por hacer la revolución en nuestro país, de la mano de la fuerza que pudieran dar las luchas de nuestros pueblos. Si hubiéramos avanzado por esa línea propia, como en otros lares, hicieron cubanos y vietnamitas, otro gallo hubiera cantado, pero eso a día de hoy es política ficción. Dejo abiertas diversas hipótesis para la discusión, porque quizás en los eventos de nuestro 40 aniversario del debate colectivo podamos sacar alguna conclusión que nos permita seguir alumbrando luchas, desde donde quiera que estemos cada cual, en el futuro.

El presente es de lucha, el futuro es nuestro.

Seria falso negar  que el mero hecho de dejar de recibir la ayuda política y económica de nuestros y nuestras camaradas de dichos países no nos lastro de forma importante. Pero fue la derrota en el campo de la lucha ideológica que aquellos procesos trajeron lo que sin duda más nos afecto, a mi modesto entender. No era de extrañar que, por un lado, la desazón y el desanimo calara en nuestras mentes, y nos inoculara el virus del no se puede. Muchas personas se fueron a sus casas, algunos y algunas se refugiaron en luchas sociales y políticas parciales, a través de movimientos sociales u ongs. Otros y otras se refugiaron en la especulación teórica, que sin duda era menos costosa, en lo personal, que continuar en la lucha cotidiana con la gente de nuestro pueblo, que nos veía como buena gente, luchadora y coherente, pero incapaces de entender la nueva realidad tras nuestra derrota. Y no pocos y pocas prefirieron seguir el camino del posibilismo, y de la adaptación a lo existente, construyendo carrera política en los engranajes del poder que siempre habíamos combatido. Otros y otras seguimos peleando por construir un proyecto revolucionario en nuestro país, sin que a día de hoy hayamos podido, o sabido, hacerlo debidamente. Pero eso ya será tema para otro debate, donde muchos y muchas personas que militaron en aquellos Colectivos de Jóvenes Comunistas (CJC), como los que lo hicieron en años posteriores, y en particular quienes siguen haciendo a día de hoy, o cuando menos en las organizaciones que se sienten herederas de aquella experiencia,  tendrán mucho mas que aportar que yo a ello. Porque pese a todas las derrotas, yo, particularmente, sigo creyendo que el Socialismo volverá a triunfar de mano de la juventud, que volverá a decir, más pronto que tarde, que el presente es de lucha pero que el futuro seguirá siendo nuestro.

Pese a las derrotas, yo sigo creyendo que el Socialismo volverá a triunfar de mano de la juventud.

Rafael Velasco, fue miembro del CC de los CJC y Responsable Político en Asturias.

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Abrir WhatsApp
¿Necesitas más información?
¡¡Hola!! somos el grupo promotor del 40º Aniversario de los CJC que se celebrará en enero de 2025 y si quieres más información o contactar abre el chat