¡ESPAÑA  SIN BASES¡ ¡EUROPA SIN MISILES¡

Este artículo, nos lo remite, Rafael Velasco, militante de Xixón en el colectivo Raul Losa, que fue responsable político de los CMC-CJC de Asturies, Coleutivos de Moceda Comunista y miembro del comité central entre los años 1989 y 1993. Desde un profundo antiimperialismo, nos explica porque la lucha por la paz en el estado español en aquellos años pasaba por la lucha contra la OTAN, las bases americanas y el incremento armamentista imperialista.

El Comunismo nace en el mundo como fuerza política autónoma tras la bancarrota de la II Internacional y la sumisión de la Socialdemocracia, de los distintos países, a las aventuras imperialistas  de sus respectivas burguesías, que dio lugar a la llamada Primera Guerra Mundial o Gran Guerra. De hecho una de las primeras medidas que acuerda el gobierno soviético, tras la Revolución de Octubre de 1917, es el llamado “Decreto sobre la Paz”, que llevo a la retirada del país de los soviets de la señalada guerra con una consigna clara: “Paz, sin pago de indemnizaciones y sin anexiones”.

Por lo tanto la lucha por la paz entre los pueblos esta en el ADN del Comunismo. Y no era de extrañar que cuando en 1984 nace el Partido Comunista de los Pueblos de España (PCPE) y en 1985 los Colectivos de Jóvenes Comunistas (CJC), con el objetivo de recuperar las señas de identidad de los y las comunistas en el estado español, que el Eurocomunismo había hecho trizas, la lucha por la Paz jugará un papel central tanto en las consignas políticas como en las tareas de organizativas y de masas que ambas organizaciones se planteaban.

En aquella Europa dividida en dos bloques, la OTAN y el Pacto de Varsovia, donde habían llegado al gobierno en Reino Unido Thacher y en USA Ronald Reagan, con políticas claramente agresivas contra la paz, y con apuestas muy concretas que fomentaban la carrera armamentista, como el despliegue de los misiles Pershing en Alemania,  el proyecto de escudo antimisiles (Guerra de las Galaxias) o la absurda tesis de “guerra nuclear limitada en Europa”, no era de extrañar que el miedo a una guerra nuclear, que destruyese el planeta, fuera una sensación muy presente para millones de jóvenes en el mundo. Significativo fue el éxito de una película, hoy casi olvidada, llamada “El día después”, que nos planteaba la posibilidad de las perniciosas consecuencias de una guerra nuclear mundial. Si a ello unimos la política de agresiones e invasiones que puso en marcha USA en Afganistán, Granada, Nicaragua, Angola y Namibia, por citar los ejemplos más significativos, que surgieran por doquier movimientos de lucha por la paz y de carácter antiimperialista era una consecuencia lógica del nuevo escenario de la lucha de clases a nivel mundial.

En España, el gobierno de Calvo Sotelo, en 1981, tras el extrañó golpe de estado del 23-F, decidió consumar el ingreso de España en la OTAN, que junto con las bases norteamericanas que Franco nos había colocado para salvar su régimen, a cambio de de mermar nuestra independencia como país, nos ponía en serio peligro en caso de un conflagración mundial. El rechazo a aquella maniobra generó tal descontento social que fue pieza clave para que el PSOE con aquel “Otan, de entrada No” arrollase en las elecciones de 1982. Es más, el PSOE dejo muy claro que si ganaba las elecciones habría un referéndum para decidir sobre la pertenencia o no al bloque militar del imperialismo.

Pero pronto el PSOE empezó a desdecirse de dichas promesas, y asumir compromisos cada vez más claros con la sumisión a la OTAN y a USA, y a generar dudas sobre si dicho referéndum se iba convocar, o si las preguntas a plantear en el mismo iban a ser claras o llenas de trampas, como al final sucedió. Ello llevó a que a la ya conocida consigna de ¡OTAN NO, BASES FUERA¡ se la uniese la de ¡ REFERENDUM YA¡.

Fuimos mucha juventud quienes nos incorporamos a la militancia política y social desde los movimientos pacifistas, en mi caso desde el Colectivo por la Paz de mi instituto (el instituto Jovellanos de Xixon), que formaba parte del llamado ¡Movimiento Asturies pola Paz”, vinculado a la Coordinadora Estatal de Organizaciones Pacifistas (CEOP). No fuimos pocos los que en todo el estado encontramos en el PCPE y los CJC un lugar donde enfocar nuestras ansias por la paz con un proyecto más amplio, de carácter claramente internacionalista, que vinculaba la lucha contra las guerras y el imperialismo, a la lucha por nuestra mejora de condiciones de vida, tanto en lo relativo a la enseñanza, el empleo y sobre todo nuestro futuro de vía.

Por otro lado, no era fácil para una organización política juvenil, que se enmarcaba en aquello que los medios de comunicación denominaban los y las “prosoviéticos”, lanzar un discurso y una propuesta que desde la clara toma de referente en las experiencias de los países socialistas, en particular la URSS, que formaban parte del Pacto de Varsovia, fuese capaz de reclamar una estatuto de neutralidad para nuestro país, más allá de la lógica de bloques en conflicto. En una país como el nuestro, donde en aquella época el discurso papanatista pro integración en los mecanismos de dominicacion imperialista, CEE y OTAN, era abrumadoramente hegemónico en los medios de comunicación, y donde tanto la propaganda, como parte de la realidad, hacían difícil plantear como modelo alternativo a lo existente a nuestro alrededor lo que existía al otro lado del llamado telón de acero, el PCPE y los CJC desarrollaron una práctica política consecuentemente antiimperialista, antibelicista y comprometida con los valores de la paz, la democracia y el Socialismo.

Ayudo a esa política las apuestas políticas internacionales de la URSS, que planteaban no ser los primeros en usar el arma nuclear, sino solo hacerlo si eran agredidos directamente en tal forma, o su decidida apuesta por la disolución de ambos bloques, en el marco de una Europa distinta que asumiera los compromisos salidos de la llamada Conferencia de Helsinki. Pero fue la llamada “Perestroika”, y sobre todo los planteamiento de desarme multilateral y la idea de una “Casa común europea, del Atlántico a los Urales” que vinieron de la mando de los primeros años de gobierno de Mijaíl Gorbachov, un aire de viento fresco que, entendíamos ayudaban, en aquel difícil contesto, a hacer avanzar nuestras propuestas políticas. Que rápidamente desde el partido se vinculasen las luchas con la consigna ¡España sin bases, Europa sin misiles¡ con la conmemoración del 70 aniversario de la revolución de Octubre, y que desde los CJC vinculásemos en un cartel, ya polémico entonces y aún más hoy, la figura de Lenin y la Gorbachov, con el lema ¡ La Revolución continua ¡El Comunismo es joven¡, demostraba que nos encontrábamos antes dos organizaciones que practicaban una política claramente a la ofensiva y que hacían de la debilidad virtud, para intentar convertirse en vanguardia de la lucha de los sectores populares del momento. Lo acertado o no de algunas de aquella consignas, a toro pasado, y de algunas de las formas de actuación que llevamos a cabo, seguro serán objeto de reflexión y debate, con posiciones muy diferentes, entre las personas que vivimos aquellos años de ilusionante militancia comunista, en los eventos que se están programando de aquí al año 2025.

Aquella juventud comunista no sólo hacía reflexión teórica, sino que participaba activamente en el movimiento de masas que en aquellos momentos había luchando por la paz, y no era difícil encontrar a un chico o chica de los CJC en asambleas de instituto, concentrado frente a una base militar, descolgando una pancarta desde una torre o puente, encerrándose en un consultado de un país peón del imperialismo, y en miles y miles de eventos, llenos de imaginación y no exentos de riesgo, que el movimiento juvenil en España desarrollo en aquellos años.

Hoy cuando la realidad demuestra que el carácter de la OTAN era el que nosotros y nosotras decíamos que era, que la desaparición del bloque socialista no trajo ni más libertad, ni prosperidad ni mucho menos paz, a la luz de lo que se ve en Ucrania, no es una pérdida de tiempo reflexionar sobre aquellas experiencias de lucha y militancia, como forma de aprender de los aciertos y de los errores, para evitar que de nuevo una guerra imperialista suma al mundo en un nuevo desastre que creímos superado después de 1945.

RAFAEL VELASCO RODRIGUEZ

¡España sin bases! ¡Europa sin mísiles!

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